lunes, 24 de marzo de 2014

Coloreando los días

El rincón de arte 

 

La escala de colores


Otras ideas originales


Hija tiene su rincón de arte con temperas, lápices, crayones y hojas blancas. Lo ubiqué arriba de la biblioteca,  cosa de que sea un lugar de fácil acceso para que agarre cada vez que quiera. Intento darle la mayor libertad posible para que juegue con los colores y los materiales. Es así que si quiere usar la tempera blanca sobre la hoja blanca no le digo nada. Ella sola va descubriendo las cosas. Todavía me causa gracia cuando recuerdo la primera vez que mezcló el azul con el amarillo y me gritó sorprendida "Mamá, mirá, hice verde" contenta por su descubrimiento. 

Generalmente, agarra los pomos de temperas y pone los colores directamente sobre la hoja. Después, lo distribuye con las manos o con los pinceles. Además de pintar con las manos y con pinceles de distintos tamaños, también descubrimos que se pueden usar sellos improvisados como hojas, ramas, rollos de papel higiénico con forma de corazón, legos, corchos; es cuestión de seguir explorando. 

Siempre dejo que elija lo que quiere representar, después, le pido que me cuente qué hizo. Hasta hace unas semanas, pintaba dos o tres veces por día, pero desde que descubrió cómo hacer caras con ojos, nariz y boca, desplazó las temperas por los lápices y ahora dibuja todo el tiempo. Dice que son "osos" y suele ponerles bigotes "como el tío Eduardo". También les suele agregar orejas. Tiene dos años y ocho meses y solita pasó del garabato a formas definidas. 

Intento no calificar lo que hace. Hay veces que lo que hace me parece tan lindo que no puedo evitar decirle cuánto me gusto. Aún así, intento describirlo solamente: "veo que dibujaste una cara". No sé si hago bien. Mi intención es que no dependa de opiniones ajenas para disfrutar de lo que hace y que se pueda contentar con el placer de hacerlo, independientemente de cómo haya salido. Todas sus obras pasan unos días por la heladera y terminan en su carpeta de arte. Una carpeta que guardo yo y que saco cada tanto para que vea sus obras.

Suelo quedarme callada mirándola. Otras veces me pongo a su lado a dibujar. Ella misma me invita y me prepara una hoja "Mamá, vos también", me dice. Y termina siendo un lindo ejercicio de relajación. Dicen que a través del arte uno procesa las emociones, cuando uno pinta o dibuja expresa y descarga los sentimientos que tiene en el momento. Y me di cuenta que es una buena manera de soltarme, dibujo lo que sale, sin pensar. 

Con hija tenemos un acuerdo: puede usar el rincón de arte cuando quiera, la única condición es que cuando termine de usar los materiales, los vuelva a guardar en su lugar, cosa de que la próxima vez que quiera usarlos, sepa dónde están. A veces los guarda, a veces no, y lo respeto. Cuando no tiene ganas, le pido que se quede a mi lado mientras yo lo junto, cosa de que vea que las cosas no se ordenan solas mágicamente. 

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