miércoles, 15 de octubre de 2014

Ejemplos de extraños


En el tren me pasó una situación que me hizo reflexionar muchísimo sobre cómo me estaba desenvolviendo en la vida:

Siempre pienso que las personas que eligen sentarse cerca nuestro están por alguna razón. Un día, me senté y pensé: ¿a ver a qué tipo de gente atraigo? Al instante, un señor de cincuentilargos, erguido y con presencia, vestido de traje se sienta enfrente mío y se pone a leer su kindle, al lado, una señora que no recuerdo.

El tren arranca y a las dos estaciones se para por problemas técnicos. Un guarda pasa diciendo que ese tren fue cancelado y que va a venir otro a levantarnos. La mayoría de la gente entra en pánico, sale del quejándose, mientras tanto, veo que este señor se queda tranquilo leyendo su kindle. La verdad me llamó la atención que siguiera como si nada hubiera pasado. Luego de esperar unos cuantos cuantos minutos en el andén, la gente vuelve a entrar al tren para esperar sentada por lo menos.

Y en eso pasa algo maravilloso: una señora muy humilde de muy pocos recursos le pregunta a una chica muy bien vestida si estábamos cerca de la estación Martínez porque tenía una entrevista de trabajo con una patrona y no quería perder el trabajo. La chica le contesta que, efectivamente, estábamos muy lejos y que no se podía llegar caminando. Entonces la señora, le pregunta si podía usar su teléfono para avisarle a la patrona que iba a llegar tarde que por favor le cuidara la entrevista. La chica contestó que no, que no tenía crédito. Y automáticamente empecé a pensar en todas las cosas que me había enseñado mi padre cuando empecé a moverme sola: una chica jamás tiene que dar su número a nadie porque después lo pueden usar para extorsionarte y demases. Claro, pensé, la chica contestó probablemente como lo hubiera hecho yo, por una cuestión de seguridad.

Hete aquí que este señor que estaba al lado mío, calladito leyendo su libro, saca su celular del bolsillo y sin decir nada se lo alcanza a la señora. La señora le agradece y se le acerca para decirle que no lo sabe usar, si él le podía marcar el número, y saca de su bolsillo un papelito con el número y las indicaciones de cómo llegar. Ella utiliza el teléfono, le avisa a su patrona, y cuando le devuelve el teléfono, se da vuelta para darse cuenta que otra persona le había ocupado el lugar. Así que se queda paradita. Este señor guarda el kindle, agarra su bolso y se para para cederle el asiento a esta señora. Lo miré sorprendidísima pensando "qué caballero".

Para empezar la trató de la misma manera con la que hubiera tratado a un diplomático, respondió con mucho respeto y altura, y además, nos dio una lección a todos. Estamos tan metidos dentro de nosotros, tan ensimismados, con tanto miedo al afuera que no somos capaces de tender la mano cuando un extraño la necesita. Este señor no tuvo miedo de que le pase algo al revelar su número de contacto, de perder el asiento y tener que viajar parado, no. Se mostró despreocupado. Me dio la sensación de que es una persona va por la vida atrayendo claramente la abundancia porque él mismo es abundancia para los demás. Dio sin esperar nada a cambio, dio en respuesta al pedido de alguien, dio sin peros.

Y al mostrar todo esto, me mostró a mi el miedo que le tenía al exterior y cómo me estaba guardando por miedo a que lastimen, perjudiquen o compliquen. Y lo tomé como una invitación a confiar en lo que el universo tiene preparado para mi cuando decida soltar y entregarme a lo que se me presente. Qué lección, qué cachetazo me dio este este señor. Gracias.

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