Creo que la gente que tiene hamacas paraguayas en sus casas comparte una misma filosofía de vida: dice abiertamente "yo le doy un lugar al placer en mi vida", porque la hamaca nunca es una prioridad ni una necesidad. No es sentarse como cuando comemos o charlamos, ni acostarse como cuando dormimos o descansamos. Usar una hamaca paraguaya no tiene una función, está libre de toda utilidad, es un momento de ocio creativo.
Hoy instalé una en mi balcón. Hace mucho tiempo que quería una y me dejé estar hasta que decidí que la quería. No sabía si iba a poder instalarla en mi balcón, ni cómo iba a hacer para poner los ganchos a la pared, ni si iba a poder comprarla. Mas, cuando decidí que la quería, todas esas dudas se fueron contestando solas. Vino mi papá y me regaló una hamaca que tenía guardada hace años. Además, me dio las indicaciones de qué ganchos tenía que comprar en la ferretería, qué máquina especial necesitaría para agujerear la pared y hasta hicimos las mediciones necesarias. Le pregunté al encargado del edificio si conocía alguien que pudiera hacer los agujeros y él se ofreció hacerlo. Fácil, simple y claro. Ahora tengo hamaca paraguaya. Y sólo tuve determinación.
Hoy la estrené. La tarde estaba fresca y el sol me daba justo en la cara, así que me puse música y mientras me hamacaba me quedé dormida. Fue una siesta corta, espontánea y relajante. ¡Por muchas más!
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