miércoles, 28 de mayo de 2014

Un miércoles cualquiera

Me encanta empezar y terminar bien el día, a quién no, también me encanta revertir un comienzo pum para abajo con un excelente fin de día. Hoy necesitaba mimos. Estaba toda pachucha con dolor de cabeza y en vez de quedarme en casa decidí salir a tomar un café. No sólo me despejé sino que además las pasé muy bien. Mi hija se puso a jugar con las servilletas, hicimos barquitos y pelotas. Fue una tarde muy tranquila. Disfruté del café, del alfajor, de estar ahí con mi hija sin pensar en otras cosas. Y lo más lindo, es que cuando mi marido llegó del trabajo, me regaló un libro para hacerme sentir bien!! Cuando uno se siente mal físicamente tiende a achancharse, esta vez, logré salir del pequeño círculo de comodidad que suponía quedarme en cama, y cambiar completamente cómo iba a terminar mi día. 


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