Querés hacer una torta de manzana, empezás a buscar recetas. Si en la familia tenés alguna abuela, mamá o papá cocinera, te recomienda una y listo; pero si querés hacer una bavarois de frutilla y no tenés nadie que domine el arte de la cocina, tenés la posibilidad de encontrar una en los libros o revistas de cocina, o en la vasta internet. Ahí tenés muchas recetas para probar, hasta te podés marear por la cantidad, pero no hacés todas ni cualquiera. Sólo la que te llama la atención. Por eso digo que la cocina es como un noviazgo. Por ejemplo, la receta que hago de los muffins de vainilla y chips de chocolate la encontré de sorpresa mientras pasaba de blog en blog. Lo que me llamó la atención en su momento era la poca cantidad de ingredientes que requería y lo fácil que parecía hacerla. Siempre pensé que hacer muffins era difícil y de la nada me encuentro con una receta que parecía hecha para mí. Fue amor a primera vista. La primera vez salieron bien, quizás con mucho horno. La segunda también. La tercera salieron muy ricos. La cuarta salieron excelentes. Y desde entonces, las hago cada vez que puedo, para cumpleaños, para fines de semana, para cuando tengo tiempo. Y me di cuenta que hay que casarse con las recetas. ¿Qué quiere decir? Que para que una receta te salga bien, realmente bien, la tenés que hacer mil veces. Narda Lepes recomienda no hacer una receta por primera vez si vas a cocinar para otros. Las preguntas que te vas haciendo al principio las vas contestando con la práctica. Quizás una vez te pasás con el horno porque tu horno no es el mismo que el de los libros, entonces sabés que para la próxima lo tenés que dejar menos tiempo. O quizás, te dice que tenés que mezclar de determinada manera, pero a vos no te rinde. La clave es hacer muchas veces una receta hasta domarla. Cuando te salga deliciosa, y los demás te digan que salió deliciosa (porque el que cocina no cocina para sí), recién ahí estás empezando una relación con tu receta. Por eso digo que hay que casarse con las recetas. Pero si hacés una tarta de manzana que te sale deliciosa y te recomendaron o descubriste otra forma de hacerla, no le estás siendo infiel a la original, al contrario, la estás enriqueciendo. Es todo cuestión de probar. La metáfora se aplica solamente a la gastronomía. Por lo menos para mí.
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