Desde que empecé a hacer ejercicio físico "me tomo la vida con soda", como dice el dicho popular. Los berrinches de Oli que antes me costaban remar, siguen estando, pero me los tomo de otra manera, con paciencia y serenidad; las obligaciones de la casa no disminuyeron, pero las termino con eficacia y prontitud. Al final del día, tengo las energías suficientes para dedicarme a mis metas académicas y recreativas.
Mis objetivos son muy simples y por ende, me aseguro de cumplirlos con facilidad.
Empiezo el día con 5 minutos de respiración controlada. Sólo cinco porque es lo que puedo permitirme con Oli. A veces, hago cinco segundos en inhalar, cinco en retener, y cinco en exhalar. Otras, respiro por el orificio izquierdo y exhalo por el derecho, voy alternando. Bien simples, mientras todavía sigo en la cama. De esa manera, regularizo la respiración y empiezo el día con otra onda. Cuando puedo, hasta hago algunos ejercicios de yoga. Y siempre le sumo otros cinco minutos de escuchar canciones pum para arriba, del estilo de "The Power of Love", "Wake up" de Gene Miller, "Walking on sunshine".
Una vez por semana, salgo a correr 30 minutos. Cuando N. llega del trabajo, nos cambiamos los tres con ropa deportiva. Oli y N. se van a la plaza a jugar y yo aprovecho a hacer mis pasadas. Hago un trote suave sin muchas expectativas. Las primeras veces, hacía pasadas cortas en las que corría la mitad y caminaba la otra. Ahora que ya entré en ritmo, corro sin parar casi tres kilómetros. Lo que más me gusta de correr es que me regulariza la respiración. Me di cuenta que cuando estoy contrariada, cansada o preocupada, no respiro de manera regular, hasta me olvido de respirar y después lo hago de manera muy agitada. Las veces que salí a correr en ese estado se hizo más evidente el cambio de humor. Por eso, para cortar esos pensamientos negativos que te llevan a una cadena interminable de pensamientos negativos, lo mejor es salir a correr. Estás pensando mal de alguien, salí a correr. Estás preocupado porque metiste la pata, salir a correr. Te calma y despeja la cabeza. Al poner en movimiento al cuerpo, la mente se permite descansar un rato y después ves las cosas de otra manera. Es casi mágico: te pone de buen humor.
Una vez por semana, nado 1 hora. Voy al polideportivo de Tigre. Para evitar aburrirme hago la rutina de entrenamiento que hacía cuando tenía coach. Básicamente consiste en 16 largos de entrada en calor, 6 largos de patadas de tres estilos para el fortalecimiento de piernas usando tablita, 6 largos de brazadas de los tres estilos, 6 largos de pecho y croll completo, y las últimas 6 de estilo libre. Salí tan contenta el primer día, que aunque no pude usar las piernas durante las primeras horas, no se me pudo borrar las sonrisa de la boca.
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