domingo, 6 de abril de 2014

Porqué nado


Cuando era chica le tenía mucho miedo al agua. Es más, hacía todo lo posible para no hacer natación en el colegio. Ideaba las excusas más osadas para saltearme las clases: desde que me tenían que operar los brazos a que menstruaba dos veces en el mes. Un bochorno, no puedo creer lo caradura que era. Mis padres me mandaron durante años a clases particulares de natación, además de las que tenía en el colegio, y nada. No lograron que me guste. Siempre tenía la sensación de que no iba poder llegar a final y que si llegaba no iba a tener la fuerza para volver.

Años después de haber egresado, mi mejor amiga me llamó para contarme que se iba a anotar a pileta libre en el club que quedaba al lado de la casa de mi mamá y me preguntó si la podía acompañar. Todavía no sé por qué, con mi historial, le dije sí. "Yo sola en una pileta, a lo sumo hago la plancha", me dije. Además, el club quedaba, literalmente, a diez pasos. No tenía nada que perder.

El primer día no hice la plancha. Nadé, nadé, nadé y apenas paré para recuperarme. Fui muy tranquila, disfrutando de cada movimiento, de cada respiración y de la adrenalina de la propulsión. Me sentí libre. No tenía presiones de ningún tipo. Volví muy sorprendida. Me encanta cuando la vida me sorprende, me encanta equivocarme si eso me lleva a descubrir y ampliar mis horizontes. La siguiente semana, a mi amiga se le complicó volver porque le salió un trabajo. Y yo quedé sola. En vez de desistir, continué yendo, no sólo una vez por semana, sino dos o tres veces. Esto lo hacía porque yo quería, me podía ir cuando quisiera. Por momentos, siento que el universo hizo que Mariu me acompañara a la pileta como para darme un envión. Y para mostrarme que yo misma podía superar mis miedos y mis limitaciones.

Cuando fui mamá, me mudé, y estuve durante mucho tiempo sin volver a nadar, hasta que decidí tomar clases. La profesora me dijo, para mi sorpresa, que tenía una muy buena técnica de nado, que era muy precisa en los movimientos, y que sabía perfectamente el deporte. Y claro, años de instrucción que por fin habían salido a la luz porque me lo permití. Con la profesora desarrollé sobre todo la resistencia. Y su rutina es la que hago ahora sola en la pileta libre. Como ahora no tengo el incentivo ni la contención de una clase, decidí que cada día que vaya a nadar, voy a publicar una entrada con algún dato interesante del deporte. Primero, de curiosa y segundo, como una forma de auto-motivarme. Aquí va la primera.

Algunos beneficios de la natación son:

-Aporta una increíble resistencia cardiopulmonar.
-Estimula la circulación sanguínea.
-Ayuda a mantener una presión arterial estable.
-Reduce el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
-Desarrollo de la mayor parte de grupos musculares (más de dos tercios de todos los músculos de nuestro cuerpo).
-Fortalece los tejidos articulares previniendo posibles lesiones.
-Facilita la eliminación de secreciones bronquiales.
-Mejora la postura corporal.
-Desarrolla la flexibilidad.
-Alivia tensiones.
-Genera estados de ánimo positivos.
-Ayuda a mejorar estados de ansiedad y aliviar síntomas de depresión.
-Relaja la excesiva tonicidad muscular de la tarea diaria.
-Estimula el crecimiento y el desarrollo físico-psíquico.
-Mejora el desarrollo psicomotor.
-Favorece la autoestima.
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